Por Jesús Antonio Rodríguez Morilla
Recuerdo de mi época escolar, que en cuanto a respeto a los mayores se refiere, el Colegio era una especie de extensión de nuestra propia casa, lo cual conllevaba una especie de veneración a nuestros tutores.
Disculpen esta introducción, que no tiene nada que ver con lo que sigue a continuación, pero ha sido un simple “fogonazo” mental al verme por un instante junto a mis compañeros, al grito de ¡ALINEARSE! de forma disciplinada dos veces al día, antes de acceder a las aulas.
Eso sí, su director presumía de liberal y no existían cánticos patrióticos.
Pero vayamos al grano: se inician en estos días los distintos escalones de la Enseñanza, motivo suficiente para repasar lo ocurrido el curso pasado, además de perseverar en el presente en cuanto a niños y adolescentes.
Una de las conclusiones obtenidas en la población básicamente infantil, es que su sintomatología suele ser más benigna, aunque algunos no lograron eximirse de sus efectos prolongados o ser hospitalizados.
Observando datos internacionales procedentes de la Clínica Mayo en EEUU, reflejaban desde un principio su baja incidencia en dicha población.
Del mismo modo, la prestigiosa revista Lancet manifestaba haber realizado un estudio en siete países, arrojando datos de dos niños fallecidos por cada millón de habitantes.
En el Reino Unido, la tercera dosis en vacunación, parece ser un hecho para los mayores de 50, aunque allí, ya deben estar acostumbrados a todo.
En E.E.U.U, país no precisamente uniforme en sus comportamientos, más de 55 millones de estudiantes entre infantiles y adolescentes regresan a sus respectivos Centros de estudio, a pesar de 1.700 cierres temporales, y una utilización no generalizada de mascarillas, donde en muchos lugares, como por ejemplo en Clarion, Pensilvania, las mismas son opcionales, y lo contrario en Alexandría, Virginia.
Según el Washington Post, únicamente cuatro de cada veinte distritos escolares, siguen las pautas indicadas por las autoridades para detectar casos asintomáticos.
De acuerdo con los ya tradicionales contrastes culturales estadounidenses, continúa surgiendo entre las familias la disyuntiva de enviar a sus hijos a la escuela, lugar, donde potencialmente podrían enfermar, o permanecer en sus domicilios.
No ha dado tiempo aún a conocer estos resultados dentro de los planes de BIDDEN, consistentes en aumentar dichas pruebas en los hogares, para que 280 millones de antígenos, por valor de 2.000 millones de dólares, se distribuyan por todo el país.
Pero sucede que las infecciones pediátricas aumentaron hace unos días, alcanzando la cifra de unas 250.000, la mayoría de ellas asintomáticas, excepto aproximadamente un uno por ciento hospitalizados según W.P.
En España, según un complejo Estudio de fecha 31.3.2021, realizado por la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PEDIATRÍA, señala que los niños con Covid-19, y con deficiencias en vitamina D, tienen un riesgo mayor que los adultos.
Sin embargo, los niños asmáticos parece que tienen menor riesgo de infección.
Alrededor de un millón de niños y adolescentes han padecido en España los estragos del virus, aunque una tasa menor al,1% fueron hospitalizados y un 0,05% fueron trasladados a las UCIs.
Destacar por otro lado, que el inicio del periodo vacacional del pasado mes de junio, la incidencia global en España se encontraba por debajo de 70 en las franjas de edad comprendidas entre menores de 5 años hasta 19, lo cual demostraba el espectro positivo de las instituciones de enseñanza habían supuesto y sin embargo, cuando realmente comenzó el asueto sin control, se nos fue de las manos.
Los últimos datos disponibles en plena época estival, arrojaban una incidencia en menores de 11 años a 471, y en las de 12 a 19 años, a 997, habiéndose alcanzado cotas que superaban los 1.600, pero remontándonos al periodo de las últimas vacaciones navideñas, quedó demostrado que el cobijo de los colegios durante el trimestre, se mostró eficaz, pero posteriormente, la mezcla con ambientes de alta transmisión, incrementaron los casos dentro de Quinta Ola.
Los datos proporcionados hasta ahora parecen incontrovertibles en su benignidad en comparación con los adultos y apenas casos graves, salvo los gripales y estomacales que acompañan a la variante DELTA en estos casos.
Creemos que después de 20 meses de Pandemia, hay que “echar un cuarto a espadas” a la combinación de seguridad de los colegios y alguna especie de halo astral que rodea a nuestros infantes, junto a la higiene hogareña.
Consecuentemente, fe en la Ciencia, que no ha debido detectar peligros extremos como en adultos e iniciar el curso repitiendo máximas medidas de seguridad, ante las distintas tarjetas de visita con las que suele presentarse el COVID-19. continuando administrando vacunas como bienes preciados que son aunque tengan carácter efímero por ahora
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