







Viernes, 22 de Abril de 2022
LEGISLATIVAS
Jesús Antonio Rodríguez Morilla
Doctor en Derecho (Cum Laude)
Los recientes resultados de la primera vuelta de las elecciones francesas han comenzado a despertar en algunos partidos políticos españoles aquellos azarosos meses transcurridos entre abril y noviembre en las Elecciones del 2019, para formar Gobierno, disolución de Cortes incluida.
La proximidad de 2023, o un adelanto aún no deseado de Elecciones condicionado por las andaluzas, obligan a recordar que la participación en 2016 y 2019, rozó por arriba o abajo el 70%, pero qué como consecuencia del agravamiento de la situación, aún podría ser inferior a ejemplo de lo que ha sucedido en la Primera vuelta francesa.
La situación en ciernes convence a pocos, y comienza a inclinarse más bien, hacia el rechazo a unos políticos o sistemas de gobierno al uso, con deseos de convertirlo en no acudir a votar, ¡ y ver que pasa ¡ aspecto, que se encuentran encima de más de una mesa.
El P.P. acaba de salir de una “borrasca política” de la cual posiblemente tardará en recuperarse, y su nuevo presidente y trayectoria no convencen.
Sobre la actual coalición, ya se encuentra dicho casi todo, pero todavía estaremos abiertos permanentemente a nuevas y desagradables sorpresas.
Por otro lado, los términos “extrema izquierda” asignado al partido de Melenchon en Francia cuando ha tenido votos procedentes del sector de Macron o “extrema derecha” (Le Pen), no dejan en el fondo de ser en nuestra opinión, etiquetas políticas de partidos contrarios, ya que no debemos olvidar que la auténtica política viene dictada por Bruselas desde la fundación de la C.E.E
Las noticias procedentes de Francia aseverando un descenso progresivo de participación desde 2012 (70,59%) 2017 (69,42%) 2022 (65%), así como la situación político-económica que atraviesan ambos países, si son sumamente preocupantes con realidades socioeconómicas actuales de suma dureza, pudiendo suscitar algunas formas de concomitancias y aumentar electorados mayormente desencantados.
La situación que atraviesan ambos países, entre otros, no son opuestas, y bien pudiera ocurrir que las realidades sociales actuales y a corto plazo, convergieran afectando al electorado, primero, en vísperas de elecciones en Francia y meses posteriores, las previstas españolas mediante algún tipo de interactuaciones provenientes de electorados mayormente desencantados.
Técnicamente LA ABSTENCIÓN, significa no emitir voto, y al no existir, no afecta a los resultados, pasando a convertirse en apatía participativa.
La misma no suele gustar a los partidos políticos, los cuales tratarán de convencer de lo contrario a fin de que una posible decisión final de no acudir a las urnas pueda ser utilizada por los votantes como muestra de desaprobación a su gestión.
Nos tomamos la licencia de apuntar brevemente para los lectores, significado de las diversas opciones del votante:
1.- ABSTENCIÓN.
1.- VOTO A UN PARTIDO DETERMINADO.
Sin conjeturas.
2.- VOTO EN BLANCO.
Se consideran “voto válido”, aun cuando por ejemplo el sobre se
encuentre vacío, tendrá influencia positiva en el reparto de
escaños entre los partidos participantes.
3.- VOTO NULO.
Se aplica, cuando en el interior del sobre figura una papeleta
improcedente como señal de desafección o protesta
Los recientes resultados obtenidos en la primera vuelta en Francia han puesto de manifiesto dos aspectos significativos: EL AUMENTO DE ABSTENCIÓN Y EL ASCENSO DE LA OPOSICIÓN, ambos, de perfecta cabida en cualquier régimen demócrata, pudiéndose obtener la conclusión de que el electorado francés se encontraría inmerso por diferentes motivos en: hartazgo, hastío desafección, a la espera de un posible equilibrio de partidos de los cuales esperar una mejor opción de prosperidad.
Desde luego, a nuestros vecinos de arriba, no les falta suficiente experiencia democrática para saber elegir, aunque un descenso progresivo de votantes en Francia desde 2012, de casi seis puntos, y la abstención actual, podrían interpretarse como indiferencia o expresión pública de desacuerdo dirigida a comportamientos políticos, lo cual justificaría además el notable ASCENSO DE LA OPOSICIÓN.
Históricamente España y Francia, han coexistido a lo largo de siglos tanto en lo positivo como en lo negativo, sobrando ejemplos, y LA ABSTENCIÓN, como forma de expresar desacuerdos, pertenece íntimamente al votante.
Jesús Antonio Rodríguez Morilla
Doctor en Derecho (Cum Laude)
Diplomado en Estudios Avanzados
Caballero de Mérito por Real Órden Noruega
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